Aprovechando la arquitectura del local, creamos dos ambientes diferenciados: un salón inglés con jardín interior, luz natural, mobiliario de bambú y plantas enredaderas, y una zona más interior presidida por una gran barra central, con espacios definidos por el mobiliario y una paleta oscura contrastada con toques de color. La repetición de elementos como ábacos artesanales, cajones y lámparas de lágrimas refuerza la identidad del espacio. La iluminación, cuidadosamente regulable, permite transformar el ambiente de día a noche. Los baños destacan por su carácter escenográfico: un espacio común con molduras de madera y un abrevadero de mármol como pieza central, las cabinas todas singulares y una zona femenina con espejos de anticuario.